Como cierre a nuestra trilogía sobre implantes nos viene al pelo este folleto publicitario que hemos encontrado esta semana en el buzón de casa. Nos sirve para ilustrar todo lo que venimos diciendo y lo delicada que puede llegar a ser la publicidad con asterisco: esa que te obliga a leer la letra pequeña con sumo detenimiento si no quieres llevarte un susto. No nos metemos con que el servicio que prestan sea peor o mejor o que la experiencia de sus profesionales esté más o menos contrastada. No vamos a entrar a valorar las clínicas low cost. Pero sí que queremos dejar constancia que de lo útil que resulta ser claro y de lo mercantilista que puede llegar a ser ese uso publicitario de la letra pequeña:
Veamos el reclamo:
Y ahora veamos el asterisco:
Recordáis lo que os contábamos en nuestro post anterior? Podéis hacer una comparación entre las fases del plan de tratamiento que hacemos en Marhuenda y Navarro y éste.
Lo mismo ocurre con la ortodoncia:
También lleva su asterisco:
Lo que resulta ser un “desde 36,37 € al mes” pasa a convertirse en un más de 2200 € después de la financiación.
En fin, que las cosas cuanto más claras, mejor. Y más aún cuando son temas que conciernen a la salud.